No me
gustó cabalgar al Salto de limón por varias razones. Primero, no sentía bien en
la chapa. Siempre estaba saltando un poco con cada movimiento con el caballo.
Las chapas estaban vibrando ciertamente. También, no me gustó la manera
en que la gente de la compañía trataba a los caballos. Sí, es interesante como
las culturas diferentes estiman a los animales en maneras diferentes. Todavía
para mí es difícil aceptar el maltratamiento de los caballos. Entonces, para
rebelarnos, Meg, Michael, Fede, Audrey y yo empezamos una revolución de
cabalgar. Decidimos caminar el camino entero para regresar al restaurante. No
creo que esta rebelión hiciera mucho para el futuro de los caballos, o sea no
creo que tendremos un efecto como las hermanas Mirabal, pero valía la pena
moralmente para nosotros.
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