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lunes, 26 de mayo de 2014

Ahorita...

Ayer pasamos un ratico en la playa La Caleta, donde está el naufragio del barco La Begoña. Mientras estábamos sentando Joe y yo, queríamos saber si había un supermercado cerca de la playa. Preguntamos a algunos muchachos jóvenes, y las respuestas que recibimos variaron mucho

El primero nos dijo que había un supermercado muy cerca...solamente 5 minutos de la playa. Yo le pregunté, "Caminando?" Y él cambió su respuesta a 10 minutos. 

Muy pronto su amigo le corrigió y dijo, "No, no, 30 minutos."

Y por fin su amigo intervino..."Ay, no, por lo menos una hora."

Entonces, no fuimos a buscar un supermercado. Pero era interesante experimentar el concepto dominicano del tiempo. O sea, por lo general los dominicanos viven más despacio de los americanos, y muchas veces subestiman cuánto tiempo se necesita para hacer algo. Por eso tienen la reputación de estar tarde a todas las actividades. Sin embargo, como era evidente por nuestra experiencia, no todos tienen este concepto. Los últimos dos muchachos con quienes hablamos inmediatamente nos dieron estimaciones más precisas.

 Imprecisamente Dominicano
Hablamos en la clase de cultura de lo que se considera una tolerancia a la imprecisión que parece existir aquí en la República Dominicana. Hay varios ejemplos no sólo en la ciudad sino también en la casa. Parece que todo, desde los pomos hasta las aceras y las calles, están algo rotos pero todavía funcionan. Creo que es la mentalidad aquí, que aunque uno tenga el dinero se piensa que no es necesario comprar algo nuevo hasta el punto de destrucción, en contraste a la mentalidad en los Estados Unidos en que pensamos que si algo parece viejo o no funciona como antes, compramos algo nuevo. Uno no es mejor que el otro, pero parece que esta mentalidad ha creado una sociedad que se ve muy diferente que la nuestra y se basa en la pobreza que si existe en la isla y afecta a muchos, pero ¿tendrá una relación también con la historia económica del país?

El efecto que eso crea es que en los lugares públicos, no es prioridad reemplazar algo, por ejemplo las canastas en este parque. Pero lo interesante es que la gente pone un balde detrás de la parte de madera para apoyarla. La gente siempre encuentra maneras de arreglar lo que está roto para que funcione de nuevo, un fenómeno que yo creo que es bien interesante y revela la naturaleza innovadora que se ha desarrollado en los dominicanos. No estamos acostumbrados a esta tolerancia a lo que tal vez no se vea bonito pero funciona, y creo que hay un encanto en eso, hay una belleza en la manera en que se ve y para mí eso representa la manera en que la gente dominicana ha luchado a través de la historia.