La cosa en la casa de las
hermanas Mirabal que más me afectó fue la colección de libros que pertenecieron
a Minerva. Se quedan en un librero sencillo, sin adornamiento o explanación escrita.
Sólo por las palabras de la guía aprendimos que era los libros de Minerva. Son
libros viejos que parecen desgastados por el uso. Llenan el librero de un extremo al otro, cubierta a cubierta. Por eso, son evidencia de
mucho trabajo y horas leyendo y el aprendizaje. Por lo que conocemos de
Minerva, parecen como un “labor de amor” que sirve para apoyar sus estudios,
probablemente incluyendo sus estudios de la ley. El aprendizaje era muy
importante a ella, y los libros sirven como símbolos de estos sentimientos. En
el momento en que Trujillo no la permitió graduarse como abogada, Trujillo negó
sus habilidades de aprender y lograr éxito como abogada, pues todo su esfuerzo leyendo y estudiando no sirvió para nada. Fue un asunto que precipitó su
transformación en una rebelde y una “mariposa.” De una manera, los libros estuvieron implicados en la dirección que siguió la vida de Minerva después de conocerle a
Trujillo.
Sí, es una lástima que pudo sí graduarse, pero no pudo ejercer la profesión de abogada.
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