A
pesar de haber sido dicho en varias ocasiones que nuestras familias tratarían
de engordar a nosotros durante nuestro viaje, no creo que habría podido prepararme
completamente para la verdad de esta idea. Cuando conocí a mi madre anfitriona
y llegué a su casa por primera vez, yo entré en la casa e inmediatamente
encontré varios platos de alimentos, extendidos por casi toda la mesa del
comedor. Supuse que varias personas estarían comiendo conmigo, ya que los
platos eran suficientemente grandes para servir a cinco personas, pero claramente
estaba equivocada. No sólo había sido avisada sobre la inmensa cantidad de
alimentos que se serviría, pero también tenía la impresión de que sería
irrespetuoso no comer toda la comida.
Cuando me senté para empezar a
comer, ya me sentía un poco incómoda porque hacía apenas 15 minutos que había
conocido a esta mujer, y allí estaba sentada en su mesa del comedor. Mi mamá
anfitriona, que se llama Doña Sidenia, tomó asiento a mi lado. En vez de comer
conmigo como yo lo había anticipado, ella simplemente se quedó mirándome
mientras que yo comía, como si estuviera analizando cada uno de mis mordiscos. La
comida era deliciosa, pero yo ya soy una persona incómoda en general, así que
estaba experimentando un nuevo nivel de malestar y sudor nervioso. Comí hasta
que me sentía como si fuera explotar, pero Doña Sidenia insistió en que yo
comiera más. Estaba preocupada de que ella pensaría que no me gustaba la
comida, así que yo hice un esfuerzo consciente de enfatizar que me gustó mucho.
Varias veces durante esa comida yo le expresé a ella que estaba llena o satisfecha,
y cada vez ella contestó con algo como, “¿Ya no puedes comer nada más?
Directamente después de terminar lo que
parecía como una comida del Día de Acción de Gracias, ella me preguntó si yo
bebo café con frecuencia. A pesar de que no me podía caber nada más en el
estómago, inmediatamente respondí con entusiasmo: “!Sí!” Tuve una mini-fiesta
en mi mente porque yo bebo unas seis tazas de café al día, y estaba muy
aliviada por descubrir que ella era una bebedora de café también. Pocos minutos
más tardes, ella me trajo un plato pequeño con la más pequeña tacita de café que
he visto en toda mi vida. Me recordó las fiestas de muñecas que jugaba cuando
era niña, pero esto era la realidad… Y pronto me di cuenta de que esta
observación es congruente con casi todas las demás tazas de café que he probado
aquí también.
Ahora que casi dos semanas han
pasado desde el primer día, todavía no he comido una comida en la casa sin Doña
Sidenia estar sentada a mi lado (a veces ella come conmigo, y a veces no). Ella
me explicó recientemente que es una costumbre aquí que los invitados no comen
solos, sin importar si se trata de desayunar, almorzar o cenar. Esta costumbre
cultural que al principio me hizo sentir incómoda es algo que ya he llegado a
apreciar, en gran parte porque me permite pasar más tiempo charlando con Doña
Sidenia. Creo que esta es la razón principal de por que nos hemos llegado a conocer
bien una a la otra en un periodo corto de tiempo, a pesar de que esté afuera de
la casa durante la mayor parte del día.
Todavía no he averiguado el misterio
de las tacitas de café, pero supongo que eso es razón suficiente para beber 12
tazas de café al día en vez de 6, ¿verdad? Aunque me siento mucho más contenta
que me sentí al principio, y que ahora Doña Sidenia siempre se burla de mí
porque no soy “una gran comedora,” hay algunas cosas que no han cambiado en
absoluto: siempre me sirven a mí un fracatán de alimentos y un chin chin chin
de café.
TRANSLATION: Lots of food, but only a little bit of coffee
ResponderBorrarWe have been told many times that our host families would try to fatten us up during this trip but I wasn’t completely prepared for how true this would be. When I first met my host mom, and went to her house for the first time, there was an array of food laid out on the dinning room table. I thought that many people were going to come and eat with us, seeing as how the plates were big enough to feed 5 people each, but apparently I was wrong. I was not only advised about the large amount of food that would be served but also about the fact that it would be rude to not eat all the food that is served.
When I sat and started to eat, I felt a bit uncomfortable because I had only known this woman for about 15 minutes and I was already at her dinning room table eating her food. My host mom, named Doña Sidenia, sat down next to me. Instead of eating with me, as I had expected, she just sat there and looked at me while I ate, as if she was analyzing my every bite. The food was delicious but I am a very awkward person in general, and so I felt a whole new level of discomfort and was sweating nervously. I ate until I felt like I was going to explode, but Doña Sidenia insisted that I eat more. I was scared that she’d think that I didn’t like her food, therefore I made sure to emphasize that I really liked her food. Multiple times during the meal I told her that I was full and every time she would reply, “You can’t eat any more?”
Right after eating this meal, that was comparable to a meal we’d have on Thanksgiving, she asked me if I liked to drink coffee. Even though I couldn’t fit anything else in my stomach, I responded, “Yes!” I had a little party in my head because I usually drink about 6 cups of coffee a day and I was relieved to find out that she was a coffee drinker too. A few minutes later she brought me a tiny saucer with the smallest cup of coffee that I’ve ever seen in my life. This made me think back to the tea parties that I had as a little girl, but this was reality… and suddenly I realized that this was the exact same size of all the coffees that I’ve tried so far in the Dominican Republic.
Now that almost 2 weeks have past, I still have yet to eat a meal without Doña Sidenia sitting by my side (sometimes she eats, sometimes she doesn’t). She recently told me that it is customary that guests do not eat alone, it doesn’t matter it if it’s breakfast, lunch, or dinner. This cultural custom that at first made me feel uncomfortable is now something that I appreciate; mainly because it gives me more time to chat away with Doña Sidenia. I think this is why we have gotten to know each other so well in such a short amount of time, even though I spend most of my time doing activities outside of the house.
I still have yet to find out the mystery of the tiny coffee cups, but I guess that’s just all the more reason to drink 12 cups of coffee a day instead of 6, right? ☺ Although I feel much more comfortable than I did at the beginning, and now Doña Sidenia always jokes that I’m a “big eater”, there are a few things that definitely haven’t changed: I am always served a lot of food, and a tiny tiny tiny bit of coffee.
el titulo del 'post' describe perfectamente la situación de la comida. Don Tito, mi padre Santiaguero, por ejemplo, lleva su cafetera, el cafe y su taza siempre cuando el va a los EE.UU para visitar a sus hijos. Él dice que el cafe de los EE.UU es 'agua', por eso él tiene que llevar su cafe 'mas fuerte'. En mi opinion, el cafe de la república dominicana es tan fuerte porque la gente echa tanto azúcar que te moriría de un 'sugar rush'!
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